Contaminación digital
«Podemos hacernos una idea de la inesperada huella de carbono con que todo ello ocasiona»
Fecha: 25 de noviembre de 2021
¿Sabes que “la energía que consumimos cuando utilizamos las nuevas tecnologías para comunicarnos, contamina”? Y que ¿“en un año, haciendo un envío diario de 20 emails, estamos emitiendo una cantidad de CO2 similar a la que genera un coche que realiza un viaje de 1000 km”? “La realidad es que detrás del inofensivo correo existe un consumo de recursos naturales en distintas escalas”*. Según un estudio de la UPM** “Cada minuto se envían en el mundo 187 millones de correos electrónicos, 38 millones de mensajes de WhatsApp, 18 millones de mensajes en IMessage, se realizan 3,7 millones de búsquedas en Google, 1,1 millones de swipes en Tinder, se ven 4,3 millones de vídeos en YouTube, 266.000 horas de Netflix,… Y todo esto, correo electrónico genera entre 0,3 y 50 g de CO2 (dependiendo de sus características), cada búsqueda que realizamos en internet genera entre 1 y 10 g de CO2, etc. Podemos hacernos una idea de la inesperada huella de carbono que todo ello ocasiona”.
Todos estos datos no son una invención ni un “bulo alarmista”: son algunas de las conclusiones resultantes de varios estudios y trabajos de la mano de, entre muchos, Greenpeace con su estudio Click Clean***, quienes informan que “alrededor del 7% de la energía que se consume en el planeta deriva de la demanda energética asociada al que algunos denominan capitalismo digital” o de estudiosos como Amalia Santesteban Azanza, quien remarca, en su Estudio sobre la Contaminación digital****, que no significa que “debamos dejar de utilizar las redes sociales, el correo electrónico o los servicios streaming, porque inevitablemente forman parte de nuestra sociedad, de nuestro modo de relacionarnos y de comunicarnos, pero sí podemos adoptar una posición crítica”.
Nos quedamos con su reflexión, y con todas las acciones que podemos llevar a cabo de forma individual, como “pensar dos veces antes de enviar cualquier cosa, asegurarse de que lo que leemos tiene sentido y no son bulos, son algunas de las prácticas que podemos adoptar para reducir el impacto de la nube, entre otras; reducir el peso de los mensajes que enviamos por correo, borrar correos que no tienen utilidad, cancelar la suscripción en plataformas en desuso, no compartir cadenas de mensajes en las que se nos augura un futuro fatídico en caso de no reenviarlo,… En síntesis, hacer un pequeño acto de reflexión, pero sobre todo y lo más importante, adquirir conciencia de esta problemática que, además, crece exponencialmente año tras año (*En 2018, la nube demandó un consumo de entre el 6% y el 10% de la energía mundial y se prevé que para el 2030 sea del 21% de la misma”).”
*https://www.elcomercio.com/afull/correoselectronicos-emails-contaminacion-medioambiente-impacto.html
** https://blogs.upm.es/inambiental/2020/04/15/la-contaminacion-digital/
*** http://www.clickclean.org/spain/es/
**** https://blogs.upm.es/inambiental/2020/04/15/la-contaminacion-digital/